Día Mundial del Melanoma: principales riesgos, cómo detectarlo y cómo evitarlo

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La organización American Cancer Society define que el melanoma es “un tipo de cáncer de piel que se origina cuando los melanocitos (las células que dan a la piel su color bronceado o marrón) comienzan a crecer fuera de control”.

El melanoma, si bien es mucho menos frecuente que otros tipos de cánceres de piel, es más peligroso, por su alta probabilidad que se propague a otras partes del cuerpo si no se descubre y se trata a tiempo.

Factores de riesgo

· Exposición a la luz ultravioleta (UV) / sol.
· Lunares (tener muchos lunares, lunares atípicos (nevos displásicos), nevos melanocíticos congénitos, entre otros.
· Piel muy blanca, pecas y cabello claro
· Antecedente familiar de melanoma
· Antecedente personal de melanoma u otros cánceres de piel
· Un sistema inmunitario debilitado
· Envejecimiento
· Pertenecer al sexo masculino

Si bien vale destacar que las personas que presentan uno o más factores de riesgo no implica que desarrollarán la enfermedad, sí es importante concientizar para que la sociedad tome los hábitos y medidas de prevención.

Principales síntomas

· Cambios en el tamaño, forma, textura o color de un lunar existente.
· Aparición de lunares nuevos.
· Sensación de comezón y dolor al palpar algún lunar. Ulceraciones o sangrado.

Para identificar algún signo de advertencia de melanoma, debemos aplicar la regla “ABCDE” en los lunares existentes:

Asimetría: la forma del lunar es desigual.
Borde: los bordes son irregulares, dentados, desiguales, o borrosos.
Color: el lunar tiene varios tonos, de color negro, marrón, y tostado. También se puede visualizar zonas blancas, grises, rojas, o azules.
Diámetro: suele ser mayor a 6 milímetros (mm) o puede aumentar de tamaño.
Evolución: cambio de tamaño, forma, color, o aspecto, o crecimiento en un área de la piel que era normal.

Cómo prevenirlo

Por un lado, evitar la exposición al sol (especialmente en los horarios de mayor riesgo 10 a 16) y a los rayos ultravioleta artificiales (propios de las camas solares) y siempre utilizar la foto-protección indicada para cada tipo de pie.

Por otro lado, asistir de forma regular a controles dermatológicos (idealmente en forma anual) ya que permiten el descubrimiento temprano de lesiones que potencialmente pueden transformarse en otras con mayor riesgo de malignidad.

Otras recomendaciones

· Usar barreras físicas de protección: sombrillas, sombreros, gafas de sol, camisetas manga larga.

· Beber agua para evitar la deshidratación.

· Autoexamen de la piel, prestando especial atención a los lunares.

Fuente: Primera Edición